No me hace falta morir para vivir, para dormir bajo tierra. La primera vez vi el tunel, vi la luz al final, y pensé lo peor, el susto, y aunque nada me empujaba a caminar hacia ella, veia que se acercaba. El más allá se hacia cada vez más acá, y el más acá, esa luz, se hacia cada vez más un tren. No hubo paraíso, no hubo infierno, hubo una puerta que se abría y me invitaba a subir. Busqué el lugar para echarme, para abandonarme a mis sueños, que no son la vida de vigilia, que no son la muerte eterna, sino un instante de dimensiones diferentes, un mundo inconsciente, bajo tierra, solo mio
Hasta pronto
Hace 10 años
1 comentario:
Señor trás el lente, valoro los minutos dedicados a mis muecas líneas, no soy más que una vieja habitante de Medellín que cambió de dirección durante el tiempo de esas letras. Me gustó el encuentro de sus ojos con el perro.
Att. elasuntoverde.
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