viernes, 1 de agosto de 2008

La displicente movilidad



El más leve movimiento y altero el devenir de las cosas, la coherencia del mundo, la cotidianeidad mediocre del transeúnte, el vecino, el portero. Ellos saben como lidiar con lo diferente y entonces sacan sus mecanismos represivos. Hospitales, carceles, rejas, muros, psicofármacos, leyes. Tanto esfuerzo solo en busca del orden. Por eso debía planificar todo con meticulosidad.
Madrugada de Lunes, habia esperado una noche así por mucho tiempo. Niebla baja, viento moderado. Sentí una leve brisa y practiqué. Incliné mis ramas en dirección al viento, con docilidad. Otra briza, nuevo simulacro. En el tercero se notaba que mis movimientos perdían proporción con la intensidad del soplido, pero no habia nadie.
Me dí coraje, y desterre mi raiz, anquilosada por la rigidez de ese cantero. Una terrada de emoción recorrió mi tronco. Estremecimiento, libertad, tantos conceptos juntos en el aleph de mi ser.
Me recosté en la acera como residuo de una poda reciente. La misma estrategia. Esperaba la briza. Rodaba. Me alejaba. Tan solo una cuadra. La mugre y la dureza de las baldosas no se justificaban en la soledad del barrio. Me puse de pie raíces y empecé a andar, con torpeza, si, pero henchido de orgullo. Quería encontrar mi lugar, el que yo decida, sin jardineros oligarcas, tenia que ser una ochava, ahi pasan las mejores cosas. Cruce de calles, paso de peatones, amplio espacio, buena vista, luminoso, apto para fotosintesis. Me llevó tiempo, no habia claros con tierra, encontré una en reparación que no convencía, pero la mañana y mi temor a ser descubierto se acercaban. Me planté, creí que una reparación era algo momentáneo, pasajero, que despues sería amo y señor del lugar, pero no. La esquina de reparaciones eternas, de despedidas tiernas, de serenos de turno, de discusiones internas, tenía una vida intensa. Costo que debía asumir para pagar el derecho de tierra. Pero no duró mucho
Sin entrar en detalles, Clara pasó una tarde buscando una panadería, no era su recorrido, y, ante lo imprevisto, no habia tiempo de esconderse. Me vió, gritó, armo un escandalo de órdago. Llegaron en un rato vecinos, policias, jardineros, periodistas, camarógrafos, tarotistas, religiosos, hindues, abogados defensores, fiscales, plomeros, gasistas, guardavidas, arqueologos, trapecistas, modelos, vendedores, modistas y canillitas. Todos escuchaban la explicación de Clara, de mi parte no habia versión ni escapatoria. Se elaboró un acta, se sello, se firmó, se archivó, para tranquilidad de todos. Resolvieron por asamblea barrial y policial el traslado al lugar de origen con custodia permanente.
Acá me ven, que todo siga igual, que nadie se pregunte, los hechos aislados son creaciones de la mente, las leyes de la naturaleza siguen intactas. Caso cerrado.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, como va?, muy buen Blog, voy a seguir pasando, cuando queiras pasate por el mio, Saludos!! que andes bien


Luis

p dijo...

vamos a rescatarlo!
me duele verlo entre las rejas... libertad, libertad!

La Rubia dijo...

Bueno, algo sabemos acerca de cómo funcionan las cosas en este mundo. A lo diferente se lo encierra o se lo segrega. Habría q ver si a nuestro amigo arbolito lo habrán enrejado para “mantenerlo a salvo” o más bien para evitar q vaya desparramando sus ideas revolucionarias de libertad por el reino vegetal, eh!